Ventana al caos


"El ser humano, literalmente, se sume en el ciego olvido mediante juegos sociales, engaños psicológicos, preocupaciones personales tan alejadas de la realidad de su situación que son formas de locura, locura
acordada, locura compartida, locura disfrazada y dignificada, pero locura de todos modos.”



El ser humano, literalmente, se sume en el ciego olvido mediante juegos sociales, engaños psicológicos, preocupaciones personales tan alejadas de la realidad de su situación que son formas de locura, locura acordada, locura compartida, locura
disfrazada y dignificada, pero
locura de todos modos.”





La serie de auto-retratos está influenciada por el miedo que se crea dentro de una sociedad desventurada, vulnerable y fragmentada donde el bienestar existencial se aleja cada vez más por causa del individualismo. Mi personaje se muestra a sí mismo artificial, construido y fabricado por alguien más, volcado
completamente en su imagen quebrantada, anónimo, desapareciendo entre un
estereotipo más.

Ciertamente los temores existenciales, como el miedo a la muerte, nos han acompañado siempre, por lo tanto el ser humano con su conocimiento sobre un yo simbólico finito se ha volcado a prácticas que lo llevan a olvidar y dejar de pensar en su condición.
Prácticas que en nuestra sociedad posmoderna generalmente se resumen en el consumo, actividad que se vuelca en pro de satisfacer lo que se nos dicta por medio se la constante exposición mediática a la que nos vemos expuestos a cada minuto, desde las redes sociales hasta los grandes medios clásicos de comunicación.

Al final de todos nuestros trucos, recreaciones sociales, evasiones temporales, en un momento nos encontraremos con nuestra condición humana dentro de la finitud, la muerte, lo momentáneo y lo insignificante. De ese momento habla mi serie. De una mujer perdida en su propia imagen a fin de evadir sus miedos.